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martes, 30 de septiembre de 2008

DEPORTE EN EL EMBARAZO: SALUDABLE SIN ESFUERZO



La práctica de algún deporte se vuelto una actividad común entre las embarazadas que buscan el bienestar físico y psicológico tanto para ellas como para el niño que llevan dentro.


La mujer embarazada, como cualquier otra, puede realizar rutinas de ejercicios para mantenerse en forma, pero bajo ciertas condiciones: no sobre-exigirse y ante todo consultar a su médico. El ejercicio físico en esta etapa, disminuye el riesgo de sufrir obesidad y diabetes, y genera una mayor capacidad respiratoria y de circulación sanguínea. Además permite adaptar el organismo a su nueva condición, para evitar posibles dolores de espalda o el resentimiento de algunas articulaciones.


No se trata de hacer crecer la musculatura durante la gestación. Las mujeres que no han realizado ejercicios en forma habitual, deben comenzar suavemente, controlando el ritmo cardiaco (no sobrepasar los 120 latidos por minuto) y las que llevan un tiempo prolongado de ejercitación, deben tratar de disminuir el impacto (saltos, exigencia y velocidad), sobre todo en el primer trimestre de embarazo que requiere de especial cuidado para asegurar la implantación del huevo y la constitución de la placenta.


La embarazada debe evitar la fatiga, ya que no cuenta con las reservas energéticas de siempre. Debe cuidarse de la falta de oxígeno producto del cansancio y preocuparse de incrementar las calorías en forma proporcional al gasto físico. Es importante también cuidar el consumo de agua, durante y después del ejercicio, para mantener una buena hidratación, fundamental en el desarrollo del feto y la salud de la madre.


Contraindicaciones


El doctor Alfredo Germain, gineco-obstetra de la Red de Salud UC, explica que hay ciertas características que hacen incompatible el deporte y el embarazo.


  • Embarazos múltiples. En estos casos, el cuello del útero debe contener una mayor fuerza. Si sobrevienen las contracciones por un ejercicio intenso o permanente, aumenta el riesgo de parto prematuro.
  • Historia previa de parto prematuro. Las personas con antecedentes de este tipo, corren cinco veces más riesgo de repetir un trabajo anticipado de parto en los siguientes embarazos, por lo que se debe evitar inducir anticipadamente las contracciones.
  • Hemorragia Vaginal. La mayor parte de éstas corresponden a una anormalidad en la placenta. Dependiendo del momento del embarazo, puede ser síntoma de aborto (durante el primer trimestre), placenta previa (segundo y tercer trimestre) o desprendimiento de la misma (últimos tres meses). Todas estas afecciones se ven incrementadas con la ocurrencia de contracciones, producto del ejercicio.
  • Incompetencia cervical. Es cuando el cuello del útero no tiene toda su capacidad de sostenimiento. Cualquier esfuerzo resulta riesgoso.
  • Pérdidas recurrentes. Las mujeres con historial de pérdidas, suelen sufrir de isquemia uterina, es decir que la cantidad de sangre que llega al útero es menor a la normal. La práctica deportiva en estos casos intensifica el problema ya que la irrigación sanguínea se difunde hacia otros grupos musculares.
  • Alteración en el crecimiento del feto. El alimento y el oxígeno son entregados al feto a través de la sangre materna. La dispersión de la irrigación hacia otros músculos, va en detrimento del desarrollo del bebé, por el mismo motivo indicado anteriormente

¿Qué actividad física practicar?


A continuación una breve descripción de algunas modalidades sugeridas por distintos especialistas. Es muy importante no practicar ninguno de ellos con carácter competitivo, sino sólo como entretención y tomar las medidas necesarias para evitar accidentes.


Caminata. Es muy sencillo practicarla y mejora la digestión y circulación sanguínea. Se debe cuidar la rectitud de la espalda, colocando los hombros relajados y ligeramente echados hacia atrás, la cabeza en alto y mirando hacia adelante. Respire profundamente y procure llevar zapatos cómodos y seguros.


Aeróbica. Es un deporte completo que combina el movimiento de gran parte de la musculatura a través de saltos, danza, estiramientos y contracciones y que se clasifica en distintos niveles según su intensidad. Constituye una alternativa segura para la embarazada, mientras lo practique en la modalidad de “bajo impacto”, es decir, sin saltos.


Bicicleta fija. Para quienes gusten del pedaleo, esta es una actividad que involucra el trabajo de piernas, brazos y espalda. Debe cuidar la posición y altura adecuadas, para que no golpee el abdomen ni provoque molestias en la espalda, rodillas y caderas.


Natación e hidrogimnasia. La Natación es uno de los ejercicios más completos por la cantidad de músculos en funcionamiento. El agua provoca una sensación de liviandad del cuerpo que reduce el esfuerzo de la madre en los desplazamientos y evita el daño en las articulaciones. La hidrogimnasia, por el mismo motivo puede ser practicada sin inconvenientes, prescindiendo de los saltos y ejercicios de buceo. En ambos casos corresponde asegurarse de la higiene de la piscina y que la temperatura del agua sea la apropiada (ni muy fría ni muy caliente).


Gimnasia Prenatal. Es la más recomendada para el período de embarazo ya que permite una gestación saludable, desarrollar las condiciones necesarias para un buen parto y una recuperación rápida. Puede realizarse en forma particular, desde su propia casa siguiendo una rutina, previamente controlada por su médico, o recurrir a los centros donde la imparten. El ideal es comenzar a los 4 meses y practicarlo en forma constante.


Gimnasia Pilates. Consiste en el control de la respiración y del “centro del cuerpo”, a través de movimientos suaves y lentos. No produce sudor, ni desgaste, sino que busca un equilibrio entre el cuerpo y la mente. En embarazadas, la ejercitación de Pilates se enfoca al área pélvica y al trabajo de elongación y relajación. Se recomienda comenzar a partir del tercer mes de gestación y continuar hasta que el médico indique lo contrario.

Es importante practicar cualquiera de estas actividades con una frecuencia de tres veces a la semana y evitar los ejercicios en posición supina (recostada sobre la espalda), ya que podría disminuir el flujo sanguíneo al útero. Por el contrario, fomenta la ejercitación de los músculos pélvicos, abdominales, el estiramiento de columna y la relajación.

Fuentes: Dr. Alfredo Germain A., Docente Obstetricia y Ginecología (Red de Salud UC)

Adaptación: Emilio Iberbuden

www.obedira.com.py

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